PRESENTACIÓN DE LA BIOGRAFIA DE RICARDO SAMPER EN VALENCIA

El pasado martes 20 de junio Javier Zarzalejos asistió, en compañía del presidente Aznar, a la presentación en Valencia de la biografía Samper, la tragedia de un liberal en la Segunda República, del profesor Roberto Villa, publicada por el sello editorial de FAES Gota a Gota. El acto de presentación se celebró en el Ateneo Mercantil, y en el mismo intervinieron Elena Enguix Samper, nieta de Ricardo Samper, Roberto Villa, autor del libro, Federico Martínez Roda, académico de la Real Academia de la Historia y el propio José Maria Aznar. También estuvieron presentes en el acto el próximo presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón y el eurodiputado y vicesecretario general del Partido Popular Esteban González Pons.

En la biografía política de Samper, presidente del Gobierno en la Segunda República con el Partido Republicano Radical, se dan cita las contradicciones doctrinales del republicanismo en el periodo constituyente de 1931, el episodio insurreccional de 1934 y su doble desafío catalanista y socialista y el desconocido exilio de los republicanos que durante la Guerra Civil huyeron de la “zona republicana”; todos ellos, aspectos clave de nuestra Historia en los que la figura de Samper fue protagonista, y que permiten comprender mejor el infortunio de los liberales en la España del siglo XX.

En la intervención que cerraba el acto, el presidente de FAES afirmó que “nuestra democracia se asienta sobre un diseño constitucional y una voluntad de concordia superiores a las de 1931. Sus carencias no son de fábrica sino de práctica”. Según su reflexión -alusiva a las políticas de memoria vigentes-, “la concordia civil no exige coincidir en una misma visión del pasado nacional y en una misma interpretación de su significado. Pero lo que sí demanda es un mínimo de buena fe en su estudio y exposición. Y, sobre todo, la renuncia a buscar en el ayer razones para enfrentar hoy a españoles contra españoles”.

Aznar calificó el golpe contra el gobierno republicano de centroderecha en 1934 como “el asalto a un gobierno legítimo por el alzamiento armado de la Generalidad en manos de la Esquerra y de los socialistas, promotores de la revolución de Asturias” y como el “episodio que desequilibró definitivamente la República”.

El presidente Aznar también puntualizó como “falso definir la Guerra Civil como confrontación entre «demócratas» y «fascistas», para buscar victimarios sólo entre los segundos” y denunció que “hubo liberales y demócratas víctimas de los republicanos. Esta realidad no la contempla la ley de memoria democrática. No lo hace porque se practica un ‘franquismo al revés’; reconociendo en las leyes la capacidad de imponer, como hacía el franquismo, relatos de partido”. Añadiendo que ese “abuso condena al olvido figuras como la de Samper, que desbordan esquemas maniqueos. Porque, no nos engañemos, la finalidad de una ley redactada a medias con los herederos del terror es deslegitimar al adversario heredero de la Transición”.

El recuerdo de Ricardo Samper fue presentado por Aznar como “una reivindicación de la política puesta al servicio de un propósito nacional”. “España no olvidó 1931; por eso acertó en 1978”. Y por ello, “debemos lamentar que algunos actores de la Transición compren ahora el relato extremista sobre ella; el cuento chino que la difama como prolongación fraudulenta del franquismo. Es una desgracia nacional que discursos de ínfima circulación panfletaria se hayan abierto paso hasta el BOE”.

“El camino a la democracia emprendido en 1931 se frustró; es responsabilidad de todos continuar la senda que con mejor acierto emprendimos en 1978”, recalcó. En este sentido, recordó que “las experiencias democráticas anteriores a 1978 fracasaron por inmadurez y falta de dirigentes responsables dispuestos a entenderse desde la discrepancia por la vía del diálogo y el respeto al contrario”.

Aznar quiso concluir sus palabras asegurando que, uno de los más nobles ideales en política es “conseguir que el conjunto ordenado de las instituciones de un país sea tal que dentro del mismo pueda desenvolverse normalmente, jurídicamente, la convivencia”, para, citando al propio Samper, invitar a los partidos a que “vuelvan a establecer sus necesarias conexiones con el régimen; que aprendan la enseñanza y el aleccionamiento del movimiento revolucionario; que corrijan sus errores y que se apresten a servir fielmente a España”.